Riópar, en plena Sierra del Segura, debe su nombre a que en sus proximidades se juntan dos ríos: el río de la Vega y el río Mundo. El nacimiento de este último, conocido popularmente como Los Chorros, ubicado en pleno Parque Natural del Calar del Mundo y de la Sima, es punto ineludible de la visita a Riópar y a la Sierra del Segura.
Los primeros indicios de la existencia de habitantes en Riópar lo encontramos en un yacimiento neolítico, al pie de Riópar Viejo, que al parecer fue un asentamiento hasta la cultura del bronce inicial.
El pueblo original, conocido como Riópar Viejo, ocupó un antiguo poblado romano donde aún se puede apreciar las ruinas de castillo y la iglesia del Espíritu Santo. El asentamiento de su famosa industria metalúrgica tuvo como consecuencia el paulatino despoblamiento del antiguo poblado para ocupar las cercanías de las nuevas factorías con las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, dando origen y razón al Riópar Nuevo.
Las Fiestas de Riópar se celebran del 26 al 30 de agosto. Se realizan encierros, verbenas y un festival taurino. Las fiestas de Riópar Viejo se celebran el tercer domingo de septiembre. El sábado anterior se sueltan vaquillas en una improvisada plaza. El domingo sale en procesión la patrona, la Virgen de los Dolores, por la pequeña aldea, se baila la «pita» (baile típico de Riópar) y a continuación todo el mundo come en el campo en un ambiente festivo y familiar.
La accidentada orografía, las duras condiciones climáticas y el auto-abastecimiento hacen que su gastronomía sea muy contundente. Destacan los gazpachos, migas ruleras, perdices, estofados y potajes, guisado de calabaza, gachasmigas, rinrán, arroz de San Antón, caldo moreno, pepitorias, fritillas, nuégados, pastel de tocino, panecillos de Semana Santa, hojuelas, flores con miel, tortas mantecosas y suspiros.