Mahora, en la comarca de La Manchuela, es un municipio situado al norte de la provincia ubicado entre los valles del Júcar y el del Cabriel, lo que la separa de los llanos albacetenses.
El nombre de Mahora es árabe, y aunque no se tienen demasiados datos de las primeras culturas que habitaron este territorio, existen algunos yacimientos arqueológicos, como el asentamiento de época ibérica de Villaralto.
Hay constancia de la existencia de yacimientos en la Casa de la Matosa, Villares de Tochoso o los restos de la Calle San Roque que afirman la romanización de este territorio a partir del siglo I a. C.
En Mahora hay numerosas casas con escudos nobiliarios, viviendas que pertenecieron a familias nobles durante los siglos XVI y XVIII y que muestran el esplendor que vivió el municipio durante esos siglos.
El monumento más destacado es la Iglesia de la Asunción. Levantada con el patronazgo del Marqués de Villena durante los siglos XVI al XVIII, es de estilo gótico, aunque en ella se conjugan diversos estilos arquitectónicos. Su torre, prismática y sobria, es de concepción renacentista pero concluida en el XVIII, época a la que debe corresponder el remate prismático octogonal con ventanas cuadrilobuladas.
Desde el punto de vista natural, ambiental y paisajístico, el mayor encanto de esta localidad es el valle del río Júcar. En su entorno natural cabe destacar el paraje del Convento.
Mahora es un excelente productor de vinos comercializados bajo la Denominación de Origen Manchuela.