Castillo de Chinchilla

Construido en el siglo XV sobre otra fortificación árabe de la que quedan lienzos de murallas, el Castillo de Chinchilla en la comarca de Monte Ibérico, es conocido como El Castillo del Marqués, este gran complejo arquitectónico se encuentra formado por las murallas de carácter defensivo que recorren el perímetro de la antigua puebla, en algunos casos dispuestas de forma concéntrica y con puertas de acceso a la ciudad, siendo todo este complejo cerrado, situándose desafiante la fortaleza en el Cerro de San Blas.

Quedan, a nivel inferior del castillo, algunos restos de las fortificaciones más antiguas que la fortaleza actual, son restos del muro que descendía desde el castillo para formar la cerca de la puebla. Hay dos gruesos trozos de muro en lo que pueden ser restos de una antigua entrada. En el recinto amurallado se abrían las puertas de la ciudad, que en su origen fueron tres. Posteriormente se abrieron la puerta Nueva o de la Libertad y la puerta de Diablos y Tiradores. Ésta última es la única que subsiste completa.

El castillo actual fue edificado por Juan Pacheco. Destaca el arco de entrada de medio punto adovelado y flanqueado por dos magníficos baluartes con cornisas y decorados con sendos escudos del Marqués de Villena.

Esta impresionante obra arquitectónica está hecha en piedra. En su interior se construyeron dos aljibes, la torre del Homenaje, edificios para caballerizas y guarnición, un horno para cocer pan y otros edificios auxiliares, quedando en el centro el patio de armas y, por último, circunvalado exteriormente a la fortaleza, el foso. La torre del Homenaje, destruida por los franceses en 1812 durante la Guerra de Independencia, aparece dibujada en planos del siglo XIX: constaba de dos aposentos superpuestos, en el más alto de los cuales estuvo preso César Borgia por la muerte del duque de Gandía. De conservarse, sería la mayor torre del Homenaje de la región. Respecto al foso, excavado a fuerza de pico en la roca caliza, se mantiene completo y sorprende por su anchura de diez metros y profundidad de otros seis, lo cual confiere al castillo una poderosa grandiosidad. Bordea la redonda de toda la fortaleza y se cruzaba por dos puentes de madera. En su entorno hay varios restos de garitas construidas durante las guerras carlistas y cuando fue penal, entre 1930 y 1950, misión que empleó incluso durante la guerra civil española.