Albacete Ciudad
Albacete, es la capital más poblada de Castilla-La Mancha es una ciudad moderna, limpia, dinámica, bulliciosa que goza de una intensa actividad comercial, industrial y financiera, salpicada de zonas verdes, donde además el viajero podrá disfrutar de una atractiva oferta cultural, gastronómica y de ocio.
Para conocer Albacete capital, hay que hacer un recorrido por los sitios más emblemáticos y con más historia de la ciudad.
Parque Abelardo Sánchez.
Dirección: Plaza Gabriel Lodares s/n, Albacete
En el sur de Albacete, en lo que fuera una de las zonas de expansión urbana de comienzos del siglo XX, nació entre 1910 y 1923 el Parque más emblemático de la ciudad. La primera plantación de árboles se realizó en 1911, y hasta 1923 fue gestándose la zona verde más importante, con doce hectáreas de superficie. Desde su nacimiento, hace más de un siglo, ha tenido diferentes nombres (Parque Municipal, Parque de Canalejas, Parque de los Mártires, Parque de Abelardo Sánchez). Hoy es uno de los pulmones de la ciudad y lugar de visita y paseo obligado entre árboles centenarios, que dejan una tupida red de avenidas y calles plantadas de acacias, pinos y plátanos. En su interior aparecen algunas estatuas dedicadas a escritores que prestaron atención a sus hombres y sus tierras (Azorín y Cervantes), o a personalidades ilustres que contribuyeron a mejorar la calidad de vida los albaceteños (como Saturnino López, que regaló el manantial de aguas que daba servicio a la ciudad). Existe también un templete que ocasionalmente se utilizan para conciertos al aire libre, y algunas fuentes y estanques. En el interior del parque, integrado en la vegetación, aparece el Museo Provincial, de arquitectura orgánica, levantado a finales de los años setenta del pasado siglo. En su interior se puede ver una amplia muestra de objetos de la prehistoria provincial en la Sección de Arqueología Joaquín Sánchez Jiménez; cuenta además con una Sección de Bellas Artes que alberga el valioso legado del pintor Benjamín Palencia, y un apartado destinado a Exposiciones temporales. En su entorno se desarrolló en las primeras décadas del siglo XX una zona residencial, al estilo de la ciudad jardín, del que todavía se conservan algunos ejemplos en el Paseo de Simón Abril, que arranca de la plaza de Gabriel Lodares, en la que se conservan algunos edificios de principios del siglo XX. En la Avenida de España, destaca el edificio de lo que fuera Instituto de Segunda Enseñanza, inaugurado en 1931 (diseñado por el arquitecto albaceteño Julio Carrilero), y que es el instituto de Enseñanza Secundaria Bachiller Sabuco.
Canales de María Cristina.
Dirección: C/ Lérida nº 44, Albacete
El entorno de la ciudad de Albacete ha estado históricamente poblado de pequeñas lagunas. Ahora la llanura aparece limpia, seca, desprovista de zonas encharcadas. La razón del cambio se explica porque a comienzos del siglo XIX se drenaron las aguas hacia el cercano río Júcar mediante el antiguo canal de María Cristina, de trazado arborescente y construido en 1804 para desecar las lagunas y las antiguas surgencias de agua, como las de El Salobral, Albaidel y Acequión, Fuente del Charco y Ojos de San Jorge, y también para facilitar el regadío en el entorno de la ciudad. A comienzos de los años ochenta del siglo pasado los canales dejaron de llevar agua. Los caminos de servicio ahora se han reconvertido en senderos arbolados, con un firme compactado, que conducen por el suroeste de la ciudad hacia algunos parajes cercanos. Son espacios de ocio que invitan a la práctica del senderismo, el cicloturismo o el simple paseo, y que permiten un recorrido por los Llanos de la Mancha de Montearagón, en paralelo a los canales, que ocasionalmente bajan las aguas del río Jardín o Balazote (que recibe también el nombre Don Juan). Desde el parque de la Fiesta del Árbol, presidido por el imponente depósito del agua que nunca llegó a funcionar, parte esta red de caminos. Siguiendo alguno de estos caminos la ruta conecta con la Vía Verde Baeza-Utiel, que permite al viajero llegar a las puertas de la histórica ciudad de Alcaraz, siguiendo la vega del río Jardín, que serpentea desde la llanura a las sierras cercanas.
Parque Lineal.
Paseo de la Cuba s/n, Albacete
El ferrocarril llegó a Albacete en 1855. Era una de las primeras líneas que se construían en una España que comenzaba a industrializarse. El primitivo trazado se instaló en el borde norte de la ciudad. A mediados de la década de los setenta del pasado siglo se cambió la ubicación de la estación y las vías del ferrocarril al emplazamiento actual. En 1973 se llevaron a cabo las obras de rebaje de un antiguo barrio de la ciudad, el del Alto de la Villa, cuyos materiales sirvieron para rellenar las trincheras del antiguo trazado ferroviario, que se hundían formando un cañón, labrado en una de las escasas elevaciones de la ciudad en su parte sur, sobre el que se construyó un paso superior que recibía el nombre de “puente de madera”. Ese cambio de uso dio paso al diseño del Parque Lineal. Muchos de los árboles situados en los antiguos márgenes de las vías son centenarios, y conviven ahora con plátanos, sauces llorones y castaños de indias. Uno de los edificios herederos del pasado industrial de la ciudad es la antigua Fábrica de Harinas, reconvertido en sede de la administración, y que se levantó en 1916 en el Paseo de la Cuba, vestigio de los edificios conservados y vinculados a la primitiva función industrial y ferroviaria de este sector de la ciudad.
Siguiendo el recorrido del parque se puede visitar el paseo de los planetas, una exposición permanente de paneles y cuerpos de escultura en acero cuyo eje temático es el Sistema Solar, y en el que se recogen los principales caracteres de los principales cuerpos celestes, centrando la atención en el Sol, Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno
Plaza Altozano:
Es una de las plazas más antiguas de la ciudad. Ha cumplido la función de centro urbano, de lugar de reunión, y sobre todo de ubicación de los elementos públicos más representativos. Ahora se suman unas terrazas de bares y restaurantes de vida animada especialmente por las tardes. En el interior de la plaza hay un espacio ajardinado presido por una estanque que se alimenta de surtidores de agua, y que por la noche aparece iluminado. En su entorno hay algunas estatuas que recuerdan elementos culturales y artesanales unidos estrechamente a la ciudad de Albacete. Uno de ellos es la Bicha de Balazote, réplica de una escultura ibérica, con cuerpo de toro y cabeza humana, que formaba parte de un monumento funerario descubierto en el cercano pueblo de Balazote. Otro es el monumento al cuchillero, que rinde homenaje a una tradición secular de la ciudad, que se mantiene viva y prueba de ello son los numerosos comercios dedicados a la venta de navajas. En el interior de la plaza, en lo que fuera un antiguo refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil, se encuentra la Oficina de Información Turística.
Jardinillos:
El Parque de los Jardinillos se construyó a principios del siglo XX (alrededor de 1905) en uno de los laterales del paseo de plataneros que comunica el centro de la ciudad con el recinto ferial, único en su estilo y función. Fue el primer jardín de la ciudad, nacido en una zona de ocio y negocio de la ciudad (la de la Feria). El Parque de los Jardinillos esta situado entre dos elementos emblemáticos de la arquitectura popular de Albacete; uno es la Plaza de Toros, obra de Julio Carrilero construida en 1917, el otro edificio emblemático es el Recinto Ferial, construido en 1783, de obligada visita entre los días 7 y 17 de septiembre.
Fiesta del Árbol y depósito de Agua.
C/ Lérida nº 44, Albacete
En el oeste de la ciudad, y próximo al recinto ferial, se encuentra el Parque de la Fiesta del Árbol. Nació en 1906 como resultado de una plantación de árboles. Algunos elementos característicos de esta zona verde son el imponente depósito del agua, cilindro de hormigón y torre vigía que preside el parque y la ciudad que nunca llegó a desempeñar la función de distribución de agua. Por su forma y su altura se ha convertido en un uno de los elementos de referencia de la ciudad, que se divisa desde la distancia.
Del extremo del parque arrancan los caminos de los antiguos Canales de María Cristina, en dirección al suroeste de la ciudad.
Situada en una de las calles que rodeaban el viejo casco histórico de la ciudad, llamado Alto de la Villa, la Posada del Rosario es una antigua casona de forma cuadrada con un patio interior porticado en la que están presentes los estilos gótico, mudéjar y renacentista. Construida a finales del siglo XVI a base de tapial, piedra, madera, yeso y teja árabe, de color blanco, es un buen ejemplo de la arquitectura popular manchega. Ha desempeñado desde el siglo XVIII la función de parada y fonda en la que ha sido desde hace siglos una ciudad comercial. El interior está organizado alrededor de un patio columnado de planta cuadrada de estilo renacentista, que soporta una galería de madera en el piso superior. En uno de sus laterales exteriores, comunicando el edificio con una de las calles peatonales que la rodean, está la portada de la Casa de los Picos, procedente de otra vivienda notable de la ciudad que estuvo situada en la cercana Calle Gaona, y que se ha integrado como parte de este edificio. Hoy esta casona manchega ha cambiado de uso, y se ha reconvertido en biblioteca pública.
Uno de los edificios emblemáticos de la ciudad de Albacete es su coso taurino inaugurado en 1917. De estilo neomudéjar, la plaza cuenta con un indudable valor arquitectónico, ya que sirvió como antecedente de lo que posteriormente sería la Plaza Monumental de La Ventas de Madrid, obra también del arquitecto albaceteño Julio Carrilero. Su fachada exterior está compuesta por módulos separados por pilares, con doble fila de ventanas, con una balaustrada que marca la diferencia entre las dos plantas del edificio. Las de la planta superior tienen arcos apuntados, de estilo neo-musulmán. Tiene tres entradas monumentales que sobresalen del resto de la fachada. Las corridas de toros más importantes se celebran en el mes de septiembre, durante la Feria de Albacete.
Fábrica de Harinas San Francisco.
Uno de los elementos arquitectónicos que se han conservado del pasado industrial de la ciudad de Albacete es la antigua Fábrica de Harinas, mandada edificar en 1916 por uno de los empresarios más emblemáticos de la ciudad Francisco Fontecha en esos años junto al antiguo trazado del ferrocarril. Es uno de los principales ejemplos de la modernización que trajo el tren y la luz eléctrica a la ciudad, que actuaron como motores de la renovación industrial. El edificio fue un gran contenedor de maquinaria lo que justifica sus dimensiones y altura. Es un edificio amplio, muy del gusto de las construcciones industriales de la época, de forma rectangular y con cuatro plantas, está presidida por una imponente escalinata guardada por dos cabezas de león en la base de la barandilla que da acceso al primer piso. Fue recuperado en el año 2003 dedicado ahora a funciones administrativas (es propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha), y algunas partes pueden visitarse en horario de mañana y tarde en los días laborables. En la planta baja existe una sala de exposiciones donde periódicamente se pueden ver muestras de distinto tipo.
Depósito del Sol
En uno de los sectores más elevados de la ciudad, ubicado en la Plaza del Sol en el barrio de Carretas, se conserva uno de los depósitos de agua más antiguos que fue levantado a principios del siglo XX. Tiene un formato cilíndrico con cúpula que tiene en su centro una linterna en la que destaca las cornisas decoradas con molduras curvilíneas. Incorpora en su fábrica y diseño algunos elementos modernistas. Con el tiempo perdió su función inicial, la de almacenar y distribuir agua, para convertirse en taller municipal y posteriormente sede de una escuela taller. Desde el año 2001 se utiliza como en una moderna biblioteca pública, que puede visitarse durante todo el día. Se encuentra ahora en una amplia plaza peatonal, en la que fuentes y bancadas la han convertido en lugar de reunión y animado espacio de ocio.
El Pasaje de Lodares es, sin duda, uno de los emblemas de la ciudad de Albacete. El edificio fue construido en 1925 por el arquitecto Buenaventura Ferrando Castells pero es conocido por el nombre del cliente que lo encargó, Gabriel Lodares. Éste fue alcalde de la ciudad en varias ocasiones y a él se hace referencia en las entradas al Pasaje en cuya parte superior encontramos sus iniciales.
La estructura del edificio se articula en base a una calle interior cubierta por un tragaluz que comunica, a su vez, las calles Tinte y Mayor. Ésta, fue pensada como galería comercial siguiendo el modelo establecido en Italia durante el siglo XIX. Por su parte, los pisos superiores del edificio se concibieron como viviendas de lujo dirigidas a ser ocupadas por personas de alto nivel adquisitivo.
El Pasaje de Lodares es un edificio ecléctico-historicista de estilo neobarroco y con algunos detalles neorenacentistas y modernistas. Destacan sus fachadas irregulares ya que la situada en la calle Tinte es ancha y simétrica a diferencia de la situada en la calle Mayor. Ambas muestran pilastras, estípites, grandes balconadas y su decoración se completa con grandes relieves de niños sustentando guirnaldas y fruteros. El interior, por su parte, presenta columnas jónicas que delimitan los locales comerciales así como magníficas figuras alegóricas que simbolizan la industria (con una rueda dentada), la abundancia (con una cornucopia), las artes poéticas (con una lira) y las artes liberales (con una pequeña escultura y un martillo). Debajo de éstas, a modo de ménsulas, aparecen cabezas con yelmos alados alusivos a Mercurio, Dios del comercio. Igualmente destacable es la rejería que aparece en todo el recinto, obra del artista José Tejados Romero.
El edificio es de carácter privado por lo que no puede visitarse su interior a excepción de la calle interior y los locales comerciales.
Gran Hotel.
El Gran Hotel se encuentra en la conocida Plaza del Altozano al final de la calle Marqués de Molins. Se construyó en 1917 por iniciativa de Gabriel Lodares, y fue diseñado por el arquitecto Daniel Rubio. Éste comenzó a trabajar en Albacete a partir de 1910 como el principal representante de la arquitectura modernista en la localidad. A él se deben otras obras igualmente vinculadas al imaginario colectivo de la ciudad de Albacete como son el Templete de la Feria o la Casa de Hortelano (actual Museo de la Cuchillería).
La fachada se dispone en esquina en base a tres calles principales dispuestas de manera vertical a las que corresponden las entradas y que culminan en tres cúpulas-linterna vidriadas de color azul. El resto de la fachada se compone de una planta baja, tres pisos superiores donde aparecen los balcones adintelados y, finalmente, un ático con ventanas geminadas. La decoración es especialmente destacada en la parte alta del edificio donde encontramos molduras curvilíneas que enmarcan los vanos dotándolos de una imagen barroquizante.
Antiguo Ayuntamiento y Museo Municipal de Albacete.
El Ayuntamiento Viejo de Albacete se encuentra en la Plaza del Altozano. Desde el siglo XVI la Casa Consistorial de la ciudad había estado situada en la subida de la Plaza Mayor al Alto de la Villa, haciendo esquina con la calle Carnicerías. En 1817 se trasladó a la Plaza Mayor donde permaneció hasta 1849, momento en el que comenzó a usarse el edificio que ahora nos ocupa. Éste había sido construido en el siglo XVIII y se encontraba en un lamentable estado de conservación. A principios del siglo XX se encargó al arquitecto municipal Francisco Manuel Martínez Villena la remodelación de este lugar dotándolo de una imagen muy similar a la que mantiene en la actualidad.
Las obras consistieron en el añadido de un segundo piso en la fachada lateral que da al Paseo de la Libertad, la construcción del Salón de Sesiones así como de un zaguán, una gran escalera imperial y la torre del reloj que aparece en la parte superior de la fachada principal.
En la actualidad el Ayuntamiento Viejo se usa como sala de exposiciones municipal que alberga la colección permanente de Ramírez de Lucas. La colección está formada por numerosos objetos relativos al arte popular procedente de diferentes partes del mundo que el escritor y crítico de arte albaceteño fue atesorando a lo largo de su vida. El catálogo está formado por más de nueve mil piezas, que van desde elementos de la vida diaria como juguetes y utensilios del hogar hasta obras de arte como pinturas y retablos. Estos fondos cuentan con su propia página web: www.artepopulardelmundo.com.
La Casa Cabot es uno de los edificios más imponentes de la ciudad de Albacete. Se encuentra situada en la calle Marqués de Molíns esquina a calle Mayor y fue construida por el arquitecto navarro Miguel Ortiz e Iribas entre 1922 y 1924 por encargo de José Cabot Jubany, alcalde de la ciudad durante un brevísimo periodo de tiempo en 1910.
Su fachada más extensa y llamativa es la situada en la calle Marqués de Molins y en ella se despliega un impresionante telón de fondo de estilo ecléctico. La parte baja ha cambiado su fisonomía para albergar locales comerciales mientras que el resto de alturas mantienen su esencia original. El edificio cuenta con cuatro plantas más ático donde predominan los grandes balcones adintelados alternados con vanos de arcos rebajados. Aunque predominan los grandes ventanales por encima del muro, aparecen sillares almohadillados, pilastras corintias y detalles de decoración vegetal y geométrica generando con ello una mezcla exquisita. En la parte superior encontramos grandes mensuras barroquizantes que sostienen la cornisa muy saliente sobre la que se asienta el último cuerpo. Allí, se disponen detalles decorativos similares a los del resto del edificio aunque destacan dos elementos novedosos: en la parte central se sitúa un aparatoso remate con figuras de niños que sostienen la bola del mundo y, coincidiendo con la esquina del edificio, encontramos igualmente una gran cúpula vidriada de color azul, similar a las que rematan el edificio del Gran Hotel. En la base de la misma existe un águila con las alas desplegadas entre dos delfines de actitud amenazante. Por encima aparecen dos cartelas donde encontramos las iniciales del propietario del edificio (J. C.) y la fecha de finalización del conjunto (1924).
El origen del recinto ferial se remonta al siglo XVIII, concretamente a 1783, momento en el que la feria (entonces de ganado) se trasladó al casco urbano de Albacete desde el paraje de Los Llanos. Entonces el Ayuntamiento encargó al arquitecto Josef Jiménez el trazado de un edificio que sirviera como sede. La fachada principal estaba orientada al Este (como en la actualidad) y daba acceso a una calle porticada a los lados donde se situaban los puestos. Al final de la misma estaba la Casa de la Villa desde la que se entraba directamente a una gran plaza formada a partir de dos círculos concéntricos que se usaban como tiendas y como zona de alojamiento para los feriantes. Esta es la forma que, a grandes rasgos, mantiene hoy.
Durante el siglo XIX se introdujeron variaciones como la eliminación de las columnas de madera que existían por otras de hierro, acorde con la estética del momento. También se eliminó una balsa de agua localizada en el centro de la plaza de la que se abastecía a los animales y en su lugar se colocó un primitivo quiosco. En 1912 se colocaría un nuevo templete (que hoy conservamos), diseñado por el arquitecto Daniel Rubio. Se trata de la gran joya modernista del recinto, verdadero emblema del lugar. Cuenta con plataforma baja rodeada de balaustrada y farolas y un segundo piso para la música, tal y como queda patente en los detalles decorativos de la barandilla que se dispone como si de un pentagrama repleto de notas se tratara. Destacan las estilizadas columnas que lo sustentan así como la magnífica cúpula de cerámica vidriada de colores claros y alegres que remata la estructura.
En el siglo XX este lugar ha seguido creciendo con la ampliación de un nuevo círculo así como con la creación de la sala de exposiciones. Igualmente, en 1974 se cambió la portada original neoclásica por la actual “Puerta de Hierros” realizada en ladrillo.
El Museo Provincial de Albacete fue construido entre 1968 y 1973 por el arquitecto Antonio Escario quien también trabajó en el nuevo y más reciente Ayuntamiento de la ciudad situado en la Plaza de la Catedral. Finalmente, fue inaugurado en 1978 por la Reina doña Sofía.
Se trata de un edificio totalmente integrado en el Parque Abelardo Sánchez, corazón de la ciudad. Es un importante ejemplo de arquitectura orgánica basada en el juego de volúmenes. Su adaptación al entorno es total lo que hace que en el edificio predomine la horizontalidad para no sobresalir por encima de la vegetación que lo circunda y que se incluye en el conjunto en zonas retranqueadas.
En el interior del edificio se custodian importantes objetos vinculados a la historia de Albacete y su provincia, desde la prehistoria hasta nuestros días. En sus fondos destaca la gran colección de esculturas ibéricas entre las que sobresalen los Jinetes de Los Villares de Hoya Gonzalo o los exvotos del Cerro de los Santos de Montealegre del Castillo. Igualmente destacados son los materiales pertenecientes a las épocas romana y visigoda así como los conservados del Albacete islámico. De la época plenamente medieval no podemos dejar de observar la magnífica cruz de término de estilo gótico tardío que presenta un destacado repertorio iconográfico y que en origen estuvo situada al final de la calle de La cruz. El museo también cuenta con una colección de Bellas Artes formada inicialmente a partir de un depósito del Museo del Prado y en la que se conserva, entre otras obras, una Dolorosa de Salzillo. Por otra parte, el albaceteño Benjamín Palencia donó en 1977 130 obras de su colección particular que recogían toda su trayectoria artística. Todo se completa con una colección de numismática y de objetos etnográficos.
El origen del Teatro Circo de Albacete se sitúa en el año 1886, momento en el que fue creada la “Sociedad del Teatro Circo” por parte de un grupo de ciudadanos interesados en las artes escénicas. Poco después compraron un solar situado en la zona del ensanche, concretamente en la calle Carcelén, y acometieron la construcción del primer teatro de la ciudad que se acabaría en 1887. Su fachada principal daba a la calle Isaac Peral pero en los primeros momentos fue imposible acceder desde ese lugar ya que la calle no se abrió hasta el año 1889. Aunque ya en 1880 se había proyectado otro teatro para Albacete en el solar del Convento de las Justinianas con proyecto del arquitecto Tomás Rico, éste nunca llegó a construirse.
El proyecto del edifico fue diseñado por el Delineante de Obras Públicas Emilio Vergara, los planos fueron realizados por el ayudante Juan Pérez Romero y las obras estuvieron dirigidas por el arquitecto Juan Peyronnet. El gran reto era el de generar un edificio donde se conjugaran las características de un gran teatro así como los rasgos propios de un circo. El estilo elegido fue el eclecticismo con una mezcla de elementos donde predominaban los rasgos neoárabes en el interior y una imagen neoclásica al exterior.
Durante el siglo XX el edificio vivió una época dorada con la celebración de espectáculos de variedades y de circo. Esto motivó la introducción de algunos cambios y ampliaciones en la estructura original mejorando el recinto que estuvo en pleno uso hasta 1985, año en el que cerró sus puertas. En 1993 fue comprado por el Ayuntamiento que acometió obras de recuperación que duraron varios años. En el año 2002 se inauguró de nuevo volviendo a ser uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad.
La Casa Perona se encuentra situada en la populosa calle de la Feria y se trata del único palacete perteneciente a la hidalguía albaceteña que se ha mantenido en la ciudad. Ha tenido numerosos dueños pero es conocida por el nombre de uno de ellos, Benedicto Perona, quién la compró en época de la República.
El palacete habría sido construido en el último cuarto del siglo XVIII en estilo barroco tardío y con una estructura basada en dos pisos, proyectados al exterior con balcones en su fachada principal situada en la calle de la Feria. En la actualidad el edificio hace esquina con el Callejón de las Portadas pero la disposición original no era esa ya que tenía adosada otra casa. La fachada del callejón es de reciente construcción siguiendo el modelo de la fachada principal.
Edificio Legorburo.
El edificio Legorburo se sitúa en la calle Mayor esquina con Marqués de Molíns. Fue encargado por los hijos de José Legorburo a los arquitectos Baldomero Pérez Villena y José Luis García Pellicer en 1935 como edificio comercial y de viviendas. Su estilo es racionalista siendo un digno heredero de la estética de edificios tan singulares como el Capitol de Madrid. Se trata del gran paradigma de la arquitectura moderna en la ciudad de Albacete.
Posee una imagen sobria y sencilla donde predominan los volúmenes y las formas limpias. Su silueta parece recordar a una gran máquina de perfil aerodinámico con bandas horizontales y grandes puntas de diamante como único detalle decorativo. A pesar de la simplicidad el conjunto cuenta con una majestuosa plasticidad a la que contribuye su esquina de forma cilíndrica que se ha convertido en el emblema del edificio así como en uno de los referentes del centro de la ciudad. Entre las formas rectilíneas de su fachada tienen gran protagonismo los vanos adintelados de los ventanales que jalonan toda la arquitectura.
El Chalet Fontecha se fecha en 1922. El proyecto arquitectónico se debe a Manuel Muñoz y Julio Carrilero, que dejó una gran huella en esta ciudad. El chalet propiedad de J.F. Nieto toma su nombre de Rosario Fontecha, esposa del dueño, y se erige como un ejemplo del nuevo urbanismo regido por los ejemplos de ciudades jardín y espacios verdes, siguiendo una tendencia historicista.
El edificio, situado en una de las principales arterias de la ciudad, está estructurado en varios volúmenes, resaltando en el eje vertical el torreón que se abre en el tercer piso. La planta tiene una disposición de doble fachada, una a la calle y otra al jardín. El resto de la fachada, que mira al jardín, está menos decorada. La arquitectura de estilo historicista mezcla elementos renacentistas, neoclásicos y barrocos en sus tres alturas y en el torreón. Los volúmenes disponen una estructura conectada a través de corredores y terrazas que dan al conjunto solidez.
La parroquia de San Juan Bautista, catedral desde 1949, recoge distintas fases constructivas desde que se demoliera la anterior para comenzar su trazado gótico a principios del siglo XVI. Las vicisitudes que ha sufrido el templo explican que la gran portada principal y su torre campanario se terminaran en 1959. Al exterior tiene dos portadas. La principal de estilo neogótico y la lateral de estilo neorrománico con portada de medio punto. Algunas fases constructivas se pueden observar a través de los colores de la piedra.
La planta y el alzado describen una iglesia de salón con tres naves de la misma altura. Una de las joyas renacentistas de la provincia es la visión de sus cuatro grandes columnas jónicas de más de 13 metros. Fueron diseñadas técnicamente por Diego de Siloé y artísticamente por Jerónimo Quijano. Es una iglesia cubierta en su gran mayoría con bóvedas barrocas que cuenta con numerosas capillas entre las que destaca la de la Virgen de los Llanos, donde se puede admirar un maravilloso camarín remodelado de época renacentista y una bóveda de crucería con linterna. Las obras pictóricas que lo adornan son de discípulos de Leonardo y en el centro se encuentra la Patrona de Albacete, la Virgen de los Llanos.
No debemos olvidar las pinturas en lienzo que adornan las paredes de la catedral desde 1964. La extensión de estas pinturas hace que sea el lienzo más grande del mundo (975 m2) pintado por un solo autor. Casimiro Escribá, cura natural de Ayora, desarrolla un programa iconográfico en el que resalta el pecado, la redención y la Virgen.
Centro Cultural de la Asunción.
Nos encontramos ante el único convento que ha permanecido en pie en Albacete. Aunque su uso ahora es otro (sede del Instituto de Estudios Albacetenses) estaba dedicado a la Encarnación, tercera Orden de los Franciscanos, trasladados allí en el siglo XVI. Con el paso del tiempo tuvieron la necesidad de construir más dependencias, entre las que se encontraba el templo de planta rectangular, hoy salón de actos, bendecido en 1557. Resalta su artesonado ochavado de par y nudillo, que aun con algunas deficiencias técnicas, da armonía a la construcción de tradición mudéjar.
El claustro, que hoy es sala de exposiciones, fue construido a finales del siglo XVI. A su alrededor se encuentran distintas dependencias, entre las que destaca el refectorio (comedor) hoy biblioteca del Instituto en el que acentúa su decoración alusiva a las cinco llagas de Cristo (símbolo de la orden Franciscana) entre vegetación renacentista.
El edificio ha sufrido numerosas reformas debido a los acontecimientos históricos que lo han rodeado. La Desamortización de 1837 hizo que se clausurara el convento en 1843, después de haber intentado unirse con otro grupo de monjas justinianas. Desde ese momento el edificio asumió distintas funciones (presidio, casa de maternidad, conservatorio de música, almacén, templo de la Asunción,…), quedando muchos años abandonado hasta que la Exma. Diputación y el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo sufragó la restauración llevada a cabo entre 1982-83.
La Casa de Hortelano fue diseñada por Daniel Rubio en 1912 para Joaquín Hortelano, de ahí su nombre. La fachada de estilo neogótico resulta muy atractiva por el color verde que los azulejos le confieren y los pináculos que la enmarcan. La estructura ecléctica de ventanales corridos le otorga un aire de cuento a una fachada que se organiza a través de dos flancos irregulares. Daniel Rubio emplea un estilo modernista que introduce en la ciudad enmarcando la atención en varios puntos: la puerta con un arco de medio punto y arquivolta decorada, la galería de cinco vanos y los pináculos. Su planta es rectangular y se articula a través de los dos pisos que se pueden observar en la composición de la fachada. La techumbre es empinada como recuerdo del gusto nórdico al que simula. Como muchos de los edificios conservados de esta ciudad la función ha sido variada a lo largo de la historia (casa cuna, sede del Consejo Social de la universidad y sede de la Policía Local) y ha perdido el entorno que en otro momento lo acompañaba.
La conocida Casa de Hortelano es la sede del Museo Municipal de la Cuchillería desde 2004. A través de su primera planta se puede recorrer la historia de la navaja y el bagaje adquirido por la industria cuchillera en la provincia. En la segunda planta se exponen numerosas piezas de los premios APRECU (Asociación de Empresarios de Cuchillería y Afines) y una importante colección de navajas antiguas. En el mes de mayo de 2011 el Museo se amplió con la unión de un edificio anexo. Gracias a este proyecto sus instalaciones se incrementaron en 1000 m².
Las diferentes colecciones se enmarcan en un contexto museográfico innovador en el que el espectador puede hacer la visita en solitario o acompañado del servicio de guías que el museo ofrece (previa antelación).
El edificio fue diseñado en 1877 por el hellinero Justo Millán y Espinosa, entonces arquitecto provincial. Fue trazada en el solar conocido como “el bosque del Altozano” en medio del nuevo eje de la ciudad que se abría entre el Altozano y la estación de Ferrocarril.
El edificio de planta rectangular se estructura al exterior en tres alturas con un cuerpo saliente en la parte principal que está coronado por un reloj y el escudo de Albacete. En el alzado dos torretas disponen el tercer piso con un corredor abierto y una galería cubierta perimetral que deja el espacio central recorrido por un doble eje. La decoración de corte clásico se puede observar en el cuerpo almohadillado de la primera altura (que actúa como basamento) y en la simetría de la arquitectura. Los dos cuerpos repiten la secuencia de vanos cubiertos (aunque con distinta decoración). En el centro de estos vanos aparecen escudos de los distintos pueblos que forman la provincia. Una cornisa potente corona el cuerpo central, y da paso a la tercera altura, cuya composición deja en la fachada principal el recuerdo de dos torretas, aunque en realidad es el juego de dos corredores que envuelven el volumen central, donde sobresale la ya mencionada portada, adelantada y engrandecida con el frontón que corona el escudo de Albacete.
El espacio interior gira en torno a una preciosa escalera imperial rematada por un lucernario con una artística vidriera que distribuye el vestíbulo. La vidriera, cuyo soporte y estructura es de hierro fundido, representa el escudo de la ciudad y las armas de ocho partidos judiciales. El aspecto ostentoso del interior armoniza con las pretensiones que se ven en el Salón de Plenos, el espacio más decorado del edificio, que responde al gusto de la época.
Curiosa es la reja que recorre el perímetro del edificio y que se conserva desde su construcción a pesar de los avatares sufridos en distintos hechos históricos. Se pueden ver impactos de metralla de la guerra civil en la reja central.
Casa Filiberto Cano.
El edificio, situado en el cruce de la calle Tesifonte Gallego con Tinte, es una delicada construcción de los arquitectos Julio Carrilero y Muñoz para Filiberto Cano. Se ubica en un cruce de calles lo que permite dos fachadas en cuatro alturas, cada una con una disposición diferente, aunque siguiendo el corte clásico en todas ellas. En la planta baja se reconoce su función pública a través de los arcos de medio punto que se abren sistemáticamente en recuerdo a los soportales comerciales. La segunda se estructura a través de numerosos ventanales adintelados, donde sobresale el balcón del chaflán decorado por sus elementos sustentantes: pilares y columnas, que se remata con una cornisa saliente. La tercera usa de nuevo el arco de medio punto peraltado. Y la última, que parece achatada, resalta por su torrecilla y su decoración.
La torrecilla, de orden académico y tintes simétricos, resuelta con una secuencia de arquillos carpaneles, que invita al espectador a elevar la vista para fijar la atención en su decoración pintada. Dentro de su fachada se distingue el chaflán, de visión unitaria y prismática, con arcos estrechos y anchos que parece sobresalir de la fachada.
En su origen estaba diseñado como casa particular en la que resaltaban las señas señoriales. Como curiosidad, el plano conserva los nombres de las habitaciones, detalle que refleja el lujo del proyecto. Fue remodelado en 2000 por el arquitecto Peiro Amo para su uso administrativo y de oficinas.
Esta calle encierra numerosos tesoros arquitectónicos como la colosal fachada del edificio de la casa Cabot, el Colegio Notarial o el Chalet Fontecha.
El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha.
El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, ubicado entre el Campus Universitario de Albacete y la Vía Verde de la Pulgosa, integra componentes del medio físico y paisajístico con más de 1000 especies vegetales diferentes. En su diseño se han incluido jardines históricos en los que se homenajea a botánicos ilustres manchegos desde la Edad Media al siglo XX. Colecciones de especies ordenadas sistemáticamente por relaciones de parentesco. Elementos agrícolas, plantas medicinales y cultivos tradicionales de importancia en la región por su valor económico y cultural.
En el invernadero de exposición el visitante podrá encontrar más de 300 especies de flora exótica tropical, transportándoles desde la primitiva vegetación de hace 200 millones de años, auténticos fósiles vivientes, hasta las zonas áridas de desiertos, pasando por la importante colección de laurisilva canaria y las llamativas plantas carnívoras.
Junto al invernadero una rosaleda experimental sorprende al visitante con una gran variedad de rosales antiguos anteriores a 1800 e híbridos de té en todas sus formas. En el paralelo 40 se disponen especies leñosas de Asia, América y Europa, así como 160 especies endémicas del mediterráneo, península ibérica o ibero-norteafricanas.
Al oeste del jardín donde se recrean los humedales manchegos de las Tablas de Daimiel, Lagunas de Ruidera y la vegetación de los humedales salobres.
Por último con más de 350 especies silvestres diferentes se han recreado los ecosistemas manchegos singulares como saladares, yesares, arenales. Algunos de los hábitats de protección especial por Directivas Europeas.
Todo esto hace del Jardín Botánico de CLM, un espacio único para la educación, cultura y conservación, siendo uno de los lugares de la región con mayor diversidad vegetal.